Ese
mejor amigo. Mejor amiga.
La
información que da vueltas, y cae al piso, sigue girando. Una botella, dos
botellas. Una navaja, al bolsillo y caminamos de la mano. Siempre cuidados por
nada, porque no es nada.
Dos
botellas más y nada. Se acabó la diversión; el alcohol ya no se puede consumir.
Hoy es
el funeral de mi mejor amigo, porque yo quise enterrar el baúl dentro de una
caja de plástico y mandarlo seis metros bajo tierra. Mañana, a lo mejor, lo
desentierro.