domingo, 14 de junio de 2015

Chispas.

Damos tres vueltas para terminar en otro lado. Más oscuro, con menos gracias, pero más auténtico. Eso me decían, eso creía. La música sigue siendo la misma pero el dolor es distinto.

Si te pegan una vez, la culpa es del otro, pero si te pegan dos veces, la culpa es tuya. Eso me hubiera servido hace tres años. Ahora me queda ponerle nombre a las píldoras y pastillas que tengo que tragar.

La misma música entra por un lado y sale por otro, inundando todo lo que alguna vez fui. Dicen que los artistas cobran y que no les importa la gente. Yo elijo creer que ellos y ellas sí entienden lo que hacen con mi cabeza.


La culpa de todo esto la tengo yo. Le puedo tirar culpas a mi madre, por hacerme así. O puedo culpar a mi viejo por haberme creído.