lunes, 9 de enero de 2012

De reglas y excepciones.


Esto de perder y de ganar. Esto de andar corriendo detrás de mí mismo sin entender cuál es el objetivo, cuál es el juego.

Sin entender las reglas. ¡Las reglas, tan necesarias! Las reglas, tan bruscas. Las reglas, tan impuestas y tan mías. Tan de siempre y nunca sirven. Nunca están y permanecen constantes en las escaleras. ¿Qué escaleras?

Las reglas. Siempre jugando conmigo; yo y yo mismo. Siempre las reglas y nunca las excepciones.

El juego, siempre tan brutal, tan honesto y lleno de mentiras. Y mi honestidad es mentira cuando las comparo con las verdades que decía antes. Hoy no soy el mismo y hoy busco la diferencia para poder decir que cambié. Transmute, perdí, cambié, me cansé de ganar cuando perdía y me cansé de perder cuando perdía. Siempre mutando, nunca igual.

Las reglas, tan sencillas.

Las reglas, tan ilusas conmigo, tan condescendientes con los demás. Las reglas tan brutales, de nuevo.

El juego y las reglas. Las reglas y el juego. Las excepciones y el juego. Yo mismo y las reglas, las canciones que acompañan cada momento de mi vida. Una sintonía distinta, un cambio. Trasnmutación. Mutilación. Cambio. Estereotipo. Sinceridad y mentira. Las reglas y las mentiras.

La verdad y los besos. ¿O los besos y la verdad? Sirve más un abrazo, una caricia y una mentira, un vaso de agua en conjunto y una copa de vino para después.

La excepción cambió, y la regla tuvo que cambiar y redefinirse.


No hay comentarios:

Publicar un comentario