jueves, 18 de febrero de 2010

Y SIGO SIN BAJARME

Tal vez es lo que siempre quise, tal vez es lo que siempre quise negar.

Dame cuenta de que vivir esta vida no me satisface ni me da soluciones, de esas que en algún momento, exista la mínima probabilidad de ser puestas a prueba. Me canso, cada día me canso más y cada minuto que pasa es querer estar más lejos de lo que soy.

Nunca tuve la decisión ni nunca la voy a tener, siempre me voy a culpar a mi mismo de no poder dejarme ser lo que quiero ser, lo que quiero ver y lo que trato cada día de intentar conocer.

Me canse de dar vueltas en este carrusel sin nunca poder probar el algodón de azúcar; estoy tedioso, estoy cansado, estoy dispuesto a nada. Nunca me voy a bajar, voy a seguir disfrutando cada paseo, y cada click que suene me va a advertir que pasó un segundo más de expectación; ¿esa bomba se va a desarmar sola? ¡Pues llamemos al valiente desactivador! El me tiene que dar una mano, estirarme algún deseo que le sobre por ahí.

Estar sentado no me da perspectiva y lamentablemente ningún aliado me va a traer un vaso de whisky.  ¿Cómo se supone que un director de escenarios despectivos vaya a poder trabajar sin su dosis de fascinación, sin tener su momento de lucidez? ¡Quiero ese vaso de whisky! ¡Y lo quiero ya!

“No me tomés por boludo”, y me tuve que comer las palabras. Y yo acá, sin tener mi libertad encerrada en un vidrio cristalino. Un hielo, un poco de vida de botella irlandesa y subo, te juro que subo; ¿acaso nadie me escucha?

Ningún chiste que digás me saca de esto, ningún dicho de tablón me da memoria, si te tengo cerca siempre. Me faltan un par de pasos y llegué al final de la escalera. ¡Listo! Programa terminado, me puedo sacar el maquillaje. “Pasame el algodón con acetona que del resto me encargo” y ni así logro respuesta.

No consigo libreto, no consigo momentos de libertad, no tengo sueños que no se puedan romper. No tengo líneas que memorizar, entonces ¿a qué estoy jugando? ¿Qué espero?

Nadie me tapa las luces, si siempre las tuve en mis manos y así las maneje; por algún motivo que no entiendo, este actor principal se convirtió en iluminador y telonero.

Y al final de cuentas pienso: ¿quién me va a pagar por un papel que no hice? Si nunca me pude bajar de esta calesita delirante, nunca pude dejar mi verdadero rol superpuesto con mi ironía; siempre el rol de supremo me sentó perfecto, siempre supe calzar de manera sublime en su calzado. ¿Ahora que hice mal? Cierto, recordé. Nunca me pude bajar del “gira-que-gira”, nunca conseguí el whisky por mis propios medios, siempre esperé que alguien me diera su compromiso cuando nunca entregué el mío, sigo todavía dando vueltas; ¿qué tendrás algodón de azúcar que siempre quise probarte y nunca lo conseguí?

No hay comentarios:

Publicar un comentario