sábado, 27 de marzo de 2010

HANGOVER


Caminar, beber y bailar. Verbos ridículos sin sujetos dispuestos. Cansar, beber y seguir bailando; sentir tu piel cerca de mis manos y poder pedirte más, mucho más de lo que realmente necesito.


No quiero ni sexo vagabundo, ni mentiras de celofán, quiero tener tu cuerpo y de él poder disponer. ¡Dame permiso! Dámelo así no gasto energías en pedir prestado lo que es mío. Quiero poder nadar en vos y seguir queriendo tener que bailar hasta que mis pies duelan y me obliguen a tortutrarlos al ritmo de algún invento electrónico de música sanadora.


Escuchar mis latidos, poder coordinar los tuyos y seguir sintiendo que somos uno, aún cuando no queramos seguir cansando nuestras mentes. Beber lo que nos motiva a seguir ruborizando la cara de los que no quieren que seamos felices; beber de su pequeña, bizarra y conservadora copa y así seguir siendo prohibidos en nuestras ideas.


Ya no tengo camisa y mi corbata se perdió en algún baño de por ahí, no importa, si se que tenés el resto de mi ropa en tus manos y que vas a encargarte de sacarme de esta fiesta en brazos para seguir reconociendo mi cuerpo.


Beber, beber, bailar y seguir sintiendo que somos uno.


Despertar a la mañana y entre las sábanas poder gritarte al oído que quiero una aspirina y que sea tu taza de café quien me saque de esta agonía ácida y previsible. Poder darme vuelta y encontrar un desayuno platinado de glamour, ni frutillas ni crema ni chocolate, mientras alla un par de pastillas y el olor de nosotros, de tu cuerpo y vos estés soplando el vapor de tu café yo soy feliz. Te quiero. Quiero ser tuyo por todo el tiempo que queda.
Beber, bailar, amar y caminar. Verbos sin sujetos dispuestos.

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