domingo, 10 de junio de 2012

Basta.

Siempre igual.

Las decisiones que tomo me embriagan de sorpresa, y dos minutos después estoy de nuevo en el piso.

¿De qué sirve la poesía? ¿De qué sirve la música que nos comparte si no hay intención? ¿Por qué tengo que soportar situaciones repetitivas?

Estas decisiones se toman solas y ya marqué mi límite.
Hoy no más.

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