domingo, 23 de septiembre de 2012

Cuentos de hadas. (Cuentos de sapos).

Los cuentos no siempre son basados en la realidad. No todos los finales son felices, ni todas las princesas encuentran a los príncipes, ni todos los príncipes son azules. No todas las familias se quieren, y no todos los amigos están siempre.

Somos seres imperfectos, descreídos, itinerantes, desastrosos. A veces el príncipe puede ser verde, y la familia ser más grande de lo que pensamos. A veces nuestra nariz es más grande que el paisaje, y literalmente, no podemos ver más allá.

Somos seres desastrosos, imperfectos. Las relaciones humanas pueden durar toda una vida, pero no necesariamente. No es patognomónico del ser humano el ser feliz; pero puede ser una consecuencia.
La felicidad es siempre una consecuencia; SIEMPRE.

Somos felices cuando entendemos nuestra historia y podemos leerla sin que nos duela. Reescribir es imposible. La máquina del tiempo no existe. Las heridas sanan con el tiempo, y esa canción que te hacía llorar hoy no te mueve un pelo.

Los seres humanos somos incomprensibles.


Una película compartida puede valer más que mil palabras y millones de charlas con profundidad aparente. Hoy soy feliz por ser una consecuencia, y no una casualidad.

Me gusta ser yo mismo, hoy.


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