martes, 14 de julio de 2015

Desde la cama, desde el infierno.

La triste realidad de mi cuerpo. La desilusión de mi ilusión de soledad. La increíble tibieza con la que encuentro tus labios. La dura emoción de la carne fría contra el pavimento. La sutileza con la que tus palabras me acarician la piel. El encuentro rutilante de mis miedos cada mañana. La sonrisa que esbozás cuando me ves. El intento de vivir pegado a la realidad cuando quiero soñar. La imaginación de tenerte en mis ojos. La sinceridad de un pedazo de papel que anuncia mi muerte. El dulce desafío que es confiar en otro cuerpo. El sentimiento de ironía cuando me siento solo. La dulce espera del domingo a la tarde. La melancolía de mis dudas encerradas en un disco de platino de música pop. La colilla del cigarrillo que fumo mientras te espero. El sencillo aro de luz que veo cuando te pienso. La increíble espera de lo impensado. Tus labios y mis miedos. Mis miedos y mis labios; los tuyos y los míos. Tus miedos y mis labios. El color rojizo de la demagogia emocional. Mi simpatía camuflada. Tu llanto de alegría. Mis lágrimas de tristeza. Tu abrazo necesario. Mi corazón destrozado. Mi corazón sanado. Mi cuerpo enfermo y tus manos calientes. Mi vida y un nuevo principio. Vos y tu eterno resplandor. Nosotros y el mundo. Nosotros contra el mundo. Tu mano sobre la mía. Tu espalda debajo de mis brazos. Tu sonrisa y tus dientes. Tu escudo y mi espada. Los sueños y vos. Mi miedo al fracaso y tu canto a la vida.

No hay vueltas ni explicaciones; te quiero.

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