6 años. Un poco más de la mitad de una década, un tiempo donde nada ha cambiado.
6 años. La mitad del tiempo que tardé en darme cuenta de que no era como los demás.
6 años. Un tiempo donde todavía me siguen doliendo las incongruencias del amor.
6 años. 72 meses de torturas inimaginables.
6 años. Una angustia infantil me devora aún hoy.
6 años. Todavía sigo asistiendo al funeral de mi amor propio.
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