domingo, 25 de abril de 2010

As I look at you

"Flying bullets hit the targets"; there they go, they're all singing the same song again, again and again. What am I doing? Thinking of you, listening to that hardcore beat that the only thing it does is destroying my mind, again, again and again.

"Just one more beer, then we'll go." I guess you should say "one more shot of tequila, THEN we'll go". The music doesn't recognize me, I'm not showing my pain and I'm shy. What the hell am I thinking? "Just do the hanky panky, dear." "Do not call me dear", and the world stops, as I'm walking around the corner of the club.

"Calling your name, I hear all the airholes" I love running blind with you, across every single minute that we pass by. Don't call me dear. "Cannot believe I'm falling for this guy (again, again and again)"

sábado, 17 de abril de 2010

WASTE MANAGEMENT

Feeling ugly, looking pretty. Yellow ribbons, black grafitti. Word is written, bond is broken, no big secret left unspoken. Sun is painted in the corner but it's never getting warmer; all the lies they keep on selling but you never check the spelling.

Flying bullets hit the targets. Wings and halos, 5 to 7. In this white robe through the darkness, paragliding back to heaven.

Guess it's time for people to know me a little better, don't you think? Maybe time will pass and they'll understand, this is never gonna change. This is me, who I am and I don't stand the chance; so I will.

Headlights are glowing dim
Silly words looking for a meaning
Thinking of who will win
Fire is stopped and nobody's winning

Sunset is burning out
Getting no sleep 'till the happy hour
What if we lived without
Something we always knew was ours

Sparks are flying in my head fading softly playing dead. Sparks are flying in my head

Let me entertain you, let me know whats in and what's not. I'm not, you're not. We're the same, just equals, trying to erase our memories in this racy building, across every single sin we've been doing. Just try, try a little bit harder. The same is the diference between us.

The time is wasted on intuition. We are the flyers into the frenzy, we're spilling bids on stupid things; with no delay we get away.

Little people break like China

Now we're talking. You look prettier with your big mouth shut.



jueves, 15 de abril de 2010

FUCKIN' HANGOVER. LOVE, DON'T MESS AROUND WITH ME [4]

“Y bueno, ¿qué le voy a hacer? ¿Voy a pelear contra lo que pasa y dejar todo como un lindo recuerdo? No, no soy así. Hoy no tengo por qué hacerlo, no tengo una razón. ¿Mi poca lucidez en temas del corazón? No soy una escritora de amores juveniles de ninguna revista femenina, ni siquiera soy un William Shakespeare barato y un poco ojeroso salido de algún experimento mezclando alcohol y tabaco; no soy lo que quisiera y me conviene.”

Dejé que me besaras. Eso creo que fue suficiente. No esperar al amor a veces es la mejor forma de llamarlo. “¡Vamos! ¡Vamos! ¡Tiremos confites y arroz, compremos champagne y descorchémoslo! ¡Brindemos en el aire con copas acartonadas porque hoy el señor descubrió que sí puede permitirse verse en el acantilado más prejuicioso!“ Y ahí vamos de nuevo, la ironía se mezcla con la obviedad de mis pensamientos.

No pienso relatar qué le siguió a ese momento de helado y cocina. No es que no quiera, mi intención es revelarme lo que no recuerdo y ese momento es una de esas cosas. No sé si es que no quiero saber que todavía lo guardo muy adentro de mi anatomía o si no tengo ni el más mínimo recuerdo de esa experiencia porque mi memoria selectiva se encargó de borrarlo y nunca me informó. Prefiero obviarlo, comentar brevemente que fui feliz, que te tuve de nuevo entre mis brazos y que fue parte de un siniestro record de fugases momentos que atesoro en mi memoria. (Entiendo, pero… ¿ironía o paranoia con un toque de cinismo abruptamente patológico?)

Me subí al auto y lo primero que hice fue encender el estéreo y poner algún cd que tenía a mano. Tenía que escuchar música, acordarme de vos mientras me saludabas desde la puerta. Estuve todo el camino pensativo, sin tener siquiera algún típico razonamiento pelotudo de esos que aparecen después de una noche de juerga. Pensativo, en un sentido poético, mi expresión era enfermiza, pero entendible; me estaba enamorando.

En el camino mi celular no sonó. ¿Por qué estuve pendiente? Esperaba un mensaje tuyo.

“¿Esta noche puedo raptarte un ratito?” “Tipo 9 estoy dispuesto para que me lleven.” 9.15 pm estabas tocando el timbre de mi departamento. Yo no tenía muchas intenciones. ¿Qué podía esperar? Algo de comida rápida, algún que otro porrón y sexo tipo “nos encontramos y algún día te llamo”. ¿Qué encontré? Delivery de picada, una botella de vino tinto malbec y un poco de ilusión. No quiero sonar como si hubiera sido víctima de una lobotomía frontal. Voy a contar las cosas como quiero que suenen; aunque esto me traiga tus ojos de nuevo a mi mente, te vea de nuevo tocando mis manos y te sienta besando mi cuello.

Tocaste el timbre, te abrí, subiste, golpeaste la puerta, te abrí, entraste. Rápido, no te hiciste esperar. Hablamos de pelotudeces mientras sacaba dos cervezas de mi heladera, nos sentamos en el sillón y me reí. Me reí mucho, disfruté cada sonrisa tuya. Llamaste al delivery, no te querías ir de mi lugar y tampoco preguntaste si te podías quedar. Tocaron el timbre, bajamos, recibimos, pagamos, subimos, abrimos y comimos. Simple, sin problemas, no me detengo en contar ni el sonido de mis dientes ni la charla ridícula pero entendible y con mucho sentido que tuvimos mientras, sobre el sillón, comíamos queso, aceitunas y tomábamos vino.

Sin música, sin fondo de telenovela. No tenía sentido.

viernes, 9 de abril de 2010

FUCKIN' HANGOVER. LOVE, DON'T MESS AROUND WITH ME. [3]

[…] Me besaste y no me resistí. ¿Cómo hacerlo? Eras todo lo que quería, todo lo que necesitaba y todo lo que pedía. Y más, siempre fuiste más; tenías siempre debajo de lo que pretendías mostrar un vos distinto, un vos que quiere, algo que siente a pesar de la piedra que tenés por rostro.

Mi mano en la mesa, apoyándose para no caer. Te levantaste, dejaste de morder mis labios y te detuviste. ¿Por qué? La respuesta estaba parada en la puerta de la cocina. Entendí, seguí la corriente y nos hicimos los boludos; nadie tenía que saber, por vos, por mí, por todos. ¿Por mí?

Inventamos alguna excusa ridícula: “Pasame el vino así lo guardo”, “¿Querés que guarde las cosas?”, “¿Estás bien? Pensé que te habías ido”, “¿Te podés ir así seguimos la nuestra?”. Yeah, right. Me paré, pregunté y dijo que se había olvidado el estéreo del auto, que se había dado cuenta cuando ya llevaba varios kilómetros hechos y que había vuelto. (Podría haber llegado a su casa y buscarlo otro día, no, no, quiso volver.) Lo buscamos los tres, me miraba de forma extraña, sabía lo que estaba pasando pero hizo voto de silencio y cerró su boca. Lo encontramos, pregunto si me iba solo después, que si estaba seguro por lo que era un viaje un viaje largo y dije que sí. “Nos vemos, hablamos mañana.”

Apenas cerramos la puerta me tiraste al sillón, y la música seguía sonando. ¿Por qué cada momento – y me refiero a “cada momento” – de mi vida está marcado, en recuerdo, por alguna canción? Siempre diferentes, nunca se repiten, así el protagonista alumbrado con mi presencia sea el mismo, la música marca otra historia, otra realidad diferente a la anterior. Me gusta, y lo he aceptado con el paso del tiempo: la música ha llegado a marcar mi vida; escucho desde folklore hasta la más indebida y retorcida melodía no aparentada de algún beat electrónico. No viene al caso contar lo mío sino es con vos, así que callo.

En el sillón pasó lo mismo que mi mente planeaba. Lo negaste al tiempo alegando locura momentánea, “homicidio en estado de moción violenta”, mataste tu cordura y me dejaste llevar la movida nocturna, te liberaste y te vi; esa noche cambió muchas cosas, me tuviste, te tuve y te deje hacer, sin pensar en que al día siguiente ibas a ser todo lo que quería y más. “Siempre fuiste más de lo que necesitaba”, tres veces al mes escuchaba eso; caja de resonancia inexistente que me hacía sentir tus palabras en mis labios. Hoy no entiendo, lo juro.

Veo que la ventana no está oscura, la luz me ciega mientras tengo tu mano oprimiendo mi pecho. N quiero malentendidos, opresión benigna, elección de noche de alcohol; mañana de suspiros, labios húmedos y café, mucho, mucho café.

Si sentía tu respiración en mi cuello y no me movía era porque así lo quería mi “yo” poco presentable y dubitativo, host de la mañana post placer, sentimiento que no quiero repetir con vos hoy. Si seguía suspirando cada vez que te movías era porque antes sentía tus suspiros; nunca fuiste tan fuerte como quisieras ser.

“Hay helado de limón, frutilla y chocolate.” Perfecto. Después de varias horas de éxtasis y empedernida lujuria no hay nada mejor que helado a las 10am.

Estaba desnudo y vos también. Barely naked. No mostré lo que sentía, no fue completo. Callé mis sentimientos y dejé hacer, permití que mi lujuria y la libidinosa decisión tomaran control completo de mi respiración de mis idas y venidas, de mis locuras en pleno grito de libertad. Encontré con mi vista mi ropa interior en la sala, detrás del mueble de las copas, me incorporé, lo tomé, me lo puse. Te besé y caminé hasta el freezer. Escuché tus pasos descalzos, miré a la puerta y te vi. Ni un ápice de dignidad tenías, la cabeza revuelta, los ojos cansados, un cigarrillo consumiendo tu boca y tu mano izquierda enquilombando más tu pelo; escena perfecta de alguna porno barata. Mi cuerpo se entibió cuando me di vuelta para buscar algún utensilio y sentí tus manos en mi pecho de nuevo, tu suspiro en mi cuello y un beso en mi mejilla. Me senté en la mesada, te ofrecí una cuchara y me respondiste con un golpe directo a lo que antes tenía autonomía, tus labios nunca fueron más cálidos que esa mañana. Parados los dos, helado va, helado viene, nicotina que compartimos y un beso que se encuentra en esa escena sin entender qué hacer.

La música seguía sonando, y esta vez escuchar “Babe, pick a night to come out and play” nunca tuvo más sentido.

- ¿Será muy repentino que esta noche te llegue un mensaje invitándote a salir? – fue un momento extraño, mi idiotez no tenía límites, mientras movías tus labios sacando palabras yo te miraba; esa noche te entregué lo que juré nunca dar: eso que late y te da sangre y cuando lo rompen te la quita, aunque sientas tu pulso – Tampoco es que sea tan necesario preguntarte. – “No, en lo absoluto. No me preguntaste si te dejaba entrar y ya estás acá”, pensé.

- No creo, a lo mejor el tuyo suena antes y estoy en la puerta tocando bocina.

- No soy una puta de las que salen al tercer bocinazo; mínimo espero que toqués el timbre, pasés, me saludés, te haga esperar un rato y salgamos por la puerta después de haberte dado un beso.

- ¿Tanto protocolo tenés? – Tocaste mi espalda y te acercaste mientras terminaba mi frase, acercando tu boca a mi oído derecho.

- Me tengo que cuidar. - Nunca un susurro sonó tan real, tan mentiroso y tan repleto de agonía de mi razón.

“I'm sure you've heard it all before, but you never really had a doubt”, nuevamente mi teoría, demostrando lo que pienso. No importa si las canciones se tocaban de manera aleatoria. Hace cuatro minutos una canción de pop chicloso me tuvo en su manos mientras te admiraba y ahora, una bossa hecha cover del inglés me da la misma razón para alejarme, mirar con perspectiva de víctima culpable y entender que ya no tengo razones para pelear. El amor está tocando la puerta, pero ya estaba adentro cuando fui a preguntar por el portero quién era. […]

martes, 6 de abril de 2010

FUCKIN' HANGOVER. LOVE, DON'T MESS AROUND WITH ME. [2]

[…] Y así me quedé un rato largo mirándote desde una esquina, mientras mis amigos hablaban de alguna estupidez del momento; mis ojos y vos, uno solo, tus ojos también ardían, me espiaban mientras yo pretendía no decir que los veía. Ni tomar podía, no quería que el vidrio claro del vaso me tapara la vista.

4.45am, miro el reloj. “¿Por qué la gente no se va a su casa?” ¡Vamos! “Tasa, tasa…”, ni modo, quedaba más tiempo de espera. Me liberé de la atadura que me habías prestado por un rato y me dije a mi mismo que no iba a tener que estar mirándote. “Disfrutar de la música y bailar con mis amigos”. Se van y me quedo; se van y algo te digo.

Así pasó. 5.34am – y debo decir que lo sé con precisión porque me preguntaste la hora justo en ese momento – se fue el último de los peones del ajedrez y me quedé ahí, siendo alfil, caballo, reina y rey.

¡Sorprendente! La música no se acabó, me preguntaste si quería seguir escuchando y dije que sí. ¡Ridículo! ¿Cómo yo no le iba a dejar a mis sentidos ser testigos de esa escena tan perfecta? Habías cambiado tu mirada, estabas feliz, extasiado pero cansado, débil y aún seguías tomando vino de la botella; podrías haber estado tomando té de achicoria y aún así ibas a seguir siendo lo que más quería en ese momento. Anyway, wine’s sexier.

¿Cómo fue que me quedé? ¿Con qué excusa? Si nunca fui más que el cordero de algún rebaño que se extravió y ni siquiera si Jesús hubiera sido el pastor podría haberme traído de vuelta; me quedé, esa noche este borrego callado y tierno se había transformado en un lobo. Lo peor fue tener que inventar alguna excusa creíble porque yo, el “taxi” conocido y gratuito tenía pasajeros esa noche; fácil solución: decir que estás borracho, que no querés tocar el volante del auto y encargarte de meter a todos tus amigos en otros medios y listo. Sencilla tarea, lo complicado se me venía encima y yo – tan imbécil la mayoría del tiempo, casi al límite de la violencia – todavía tenía que inventar más excusas creíbles para vos.

Entre vasos en el piso, manchas de vino y fernet en todas las paredes, comida, y todo tipo de ocurrencias materiales posibles en el after party nos descubrimos varias veces, entre chistes y caricias que nunca quisieron ser reconocidas como tales. Nunca lavaste nada, ni siquiera yo me permití darte esa idea; es al día de hoy que lo recuerdo, una habitación era el infierno de cualquier ama de casa y a dos pasos estaba el paraíso.

Tu borrachera y la mía seguían potenciándose, ni que estuviéramos en una competencia de alcohólica cronicidad. Soltaste la botella que tenías en el lavamanos de la cocina y abriste otra, esa que estaba guardada hace tiempo detrás de las otras. La abriste, vi tu fuerza, tu sencillez y tu honestidad; todo con sólo mirarte 10 segundos mientras abrías una botella de tinto. ¿Tal nivel de ridiculez puede llegar a tocar la mente humana cuando uno está en una situación tan demente? Tenerte cerca y todavía no conocer tus labios de cerca me quitaba el aliento y me propuse no salir de esa habitación sin tocarte. “Houston, tenemos un problema. El imbécil ha dejado la habitación y no hubo contacto. Repito: no hubo contacto”

Te sentaste al lado de la PC y me invitaste sacando otra silla enfrentándola a la tuya. Tan idiota no soy, me senté, te miré fijo y me acomodé. Serviste dos copas y brindaste conmigo, éramos amigos y todavía quedaba más por saber. Mi dignidad ya no existía, el alcohol esta vez era serio, seguía hablando con vos y no podía sacar mis ojos del primer botón de tu camisa que me dejaba verte un poco más de cerca.

GaGa empezó a sonar y no era música de reventón. “I colored you a valentine, struggled just to stay inside the lines, I lose my mind.” Hablamos de varias boludeces, banalidades mientras yo imaginaba el cielo, la música y a vos. Movías las manos y sonreías – y yo sintiendo tu sonrisa en la mía, sacando mis mentiras y las tuyas en el mejor de los exorcismos, juntos, llegando a lo más alto de la bondad humana – contabas algo gracioso, hoy no lo recuerdo. “I wrote a song about your eyes, ate a slice of cherry pie. I cried all night on the bench inside the park. I'll kiss you slowly in the dark, I'll never stop” Yo me reía, estaba tentado, de risa y de amor, lujuria y todo lo que nos convierte en animales – vos me mirabas, sentías mis manos muy cerca de las tuyas y me observabas con una profundidad y una admiración más real que la que cualquier otra persona ha sentido; lo confesaste meses después.

Me pediste más vino y me di vuelta para buscar la botella, ya no tenía idea qué sentir ni qué hacer. Cuando te tuve en frente, yo inocente que pensaba buscar tu copa con los ojos para servir más malbec, no estabas igual. Tus ojso eran diferentes, una mirada que siempre esperé de alguien como vos; caballero de acero que se rescataba a si mismo de las garras del dragón del cuento infantil. Cercanía, inocencia, maldad, ternura, perfección, dulzura y brutalidad. Cercanía, sinceridad, dulzura y brutalidad. Cercanía, cercanía, dulzura y brutalidad. “I really can't believe I lost myself again.” Cercanía y dulzura. Me besaste y no me resistí. […]

sábado, 3 de abril de 2010

FUCKIN' HANGOVER. LOVE, DON'T MESS AROUND WITH ME. [1]

Apenas te conocí quise meterme en tus pantalones. ¡Lo sé! Maniático, obsesivamente sexual… pero así se escucha lo que pienso a veces; debo admitir que se siente mucho menos vulgar en mi mente.

Tu sonrisa, tus dientes pálidos, tu voz, tu perfume en una combinación casi bizarra (de orgasmo mental) con olor a tabaco, todo me llamaba. “Acercate, vení que no vas a sacar mucho porque nunca prometo nada”, casi me lo grababas en la frente, para que todos vieran la estupidez que iba a cometer. Cayó, el lobo que nunca supo cazar cayó y no le importaba mucho.

Fueron sólo palabras, alguna que otra mirada que me robabas (¿o te robaba?) mientras nos metíamos hasta el cuello en un completo desentendimiento teatrero y fingido. Nunca me hablaste directamente y yo tiraba palabras al aire como si repartiera globos en una plaza un día domingo.

Pero la gente se fue, cumpliste años y lo festejaste bastante bien. Música, alcohol, cigarrillos y gente, mucha gente. Me sorprendió encontrarme con varios conocidos ahí, gente de muchos ámbitos diferentes. Unidos tal vez en esa casa de fin de semana por la música o a lo mejor se conocían entre todos y habían quedado en un plan conspirativo para verme caer en la trampa de tus labios; verme sucumbir ante el deseo rabioso que siempre estuvo en mí desde el día en que hablaste por primera vez. Puta paranoia.

Bailé, bailé mucho; sudé. Fumé, incluso nos fuimos afuera, atrás del cerezo que tenés al lado de la pileta junto a tu mejor amiga (reina de la confesión fugaz) a fumar un porro. Nunca quise contar los vasos de gyn con limón que tomé, ni la cantidad de vino, ni las botellas de champagne, ni los vasos de cerveza; sé que tomé bastante porque en un momento empecé a hablar más fuerte, pausado y he ahí mi borrachera en su máxima expresión.

No quise besar a nadie esa noche que no fueras vos, mi plan era determinante: o te beso y me tiro de lleno en lo que siento o nadie toca mis labios ni se lleva un regalo envuelto en alcohol a casa. No quería, ni loco iba a dejar que fuera yo quien diera la nota. Pero la locura está inmersa en mí, es parte de lo que soy. Sincera en su esplendor, tajante hasta la máxima potencia, ridícula sin pudor; madness' a bitch and she's proud of it. [...]

viernes, 2 de abril de 2010

I wanna kiss you
But if I do then I'll might miss you, babe
It's complicated and stupid
Got my ass squeezed by sexy Cupid
Guess he wants to play, wants to play
A love game, a love game
Let's have some fun, this beat is sick
I wanna take a ride on your disco stick