Tan distante y tan calmo. Y la sonrisa que sigue siendo guía de alegría.
No tiene sentido, no. No me puedo ver sumergido en tal drama; tal ridícula expresión de sólo tener que necesitar.
Me niego a decir que sí porque no das señal de que querés. Y la confianza no sigue creciendo, se estancó. Se quedó atrapada en una transacción de pensamientos virtuales del amor y la vida misma; y nada ahora.
Y yo me rio y sigo intentando crear el espacio. Tomar la cámara perfecta del engaño del amor y la foto no sale. La foto no sale, compadre; se vela y el viento la calma cuando tenés la premisa de que vamos a salir volando y corriendo en busca de algún licor del día de hoy.
Es la ridiculez de vivir soñando, sintiendo que tengo algo cuando no es cierto porque ni siquiera ma atrevo a mirar el panorama y dar batalla.
Vamos que conquistamos. De nuevo, el lobo cobarde que no se anima ni a un “hola, te quiero conocer”. Lobo zopenco.
¿Y por que no te animas a decir: "Hola, quiero conocerte...". El no ya lo tenes, ¿Por qué no vas al si?
ResponderEliminarEl que no arriesga no gana... Pero tampoco pierde. Pero antes saltar y descubrir el resultado que vivir con la imaginación de las ganas, suspirando deseos sobre lo que hubiera pasado.
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