viernes, 6 de abril de 2012

Al principio música, y música fue después. (Primero)


Hold me like your money, tell me that you love me.

Y es eso, nada más. La nada misma porque no quiero que haya nada. Horas matutinas y sigo acá, dando vueltas sobre mí mismo, diciéndome que en realidad sí pasó y no quedó sólo en lo que tengo por ilusión (no es real).

No es la música en realidad, es lo que la música representa. Siempre fui un apasionado de los sonidos, desde chico me criaron así. Mi vieja con su música de afuera y mi papá cantando con todos sus pulmones canciones más de acá, cerquita del río.

Es arte, siempre es arte. Lo estético y lo que no es arte siempre se juntan. Mis sueños y yo, mis estadísticas y todo lo que eso genera. Mis pensamientos y la música siempre se fusionan. Soy yo, siempre igual y no me disgusta; dramatizo.

Y yo no te puedo decir por qué me duele tanto estar enamorado de una de arte, porque después de todo nada es indestructible. En español es menos romántico. "Falling in love" implica algo que se pierde; el equilibrio tal vez. "Enamorarse" no tiene punto de comparación con decir "I'm falling in love" son distintos conceptos y me gusta más el segundo.

La música, siempre en inglés, porque así me crié, así crecí y así quiero seguir. (Y quiero seguir repitiendo el así, porque tiene muchas connotaciones.) Y estoy justo a tu lado, como un ladrón contemplando la obra de arte y te puedo decir que duele mucho enamorarse de una obra de arte. Una obra de arte mía. Una obra de arte de los dos. Una obra de arte de vos, pero más de mí, insisto. (No vas a leer esto, así que dejamos el vos afuera y metemos a la tercera persona del singular, suena más bonito y creíble.)

Música, arte y placer. Vuelvo a lo mismo. Café, nicotina y música. Arte. Yo, vos. Vos y yo. Él, perdón; él. Vuelvo a lo mismo, y me gusta pecar.

Hold me like your money, tell me that you LOVED me.

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