viernes, 20 de abril de 2012

Disfrutar el silencio.


Todo lo que siempre quise, todo lo que siempre quise. Las palabras son violentas, no piden permiso y se rompen contra mi mundo. ¿No entendés? Días y horas pensando.

Una palabra, 
tres sílabas, 
un diagnóstico, 
una frase, 
una sonrisa 
y una mirada fija. 
Nada cambia.

Las palabras las decimos, se rompen en el aire y nadie las escucha. Pegamos el oído al pecho de alguien y escuchamos un corazón, no palabras y ni pensar en sentimientos. Esos son reacciones químicas dentro de uno. 

A mí me gusta creer que las sensaciones y el amor (el amor, siempre) son cosas reales, tangibles, dignas de ser expresadas.

Todo lo que siempre quise, todo lo que siempre necesité está acá, en mis brazos. Las palabras no son necesarias.

Y que Martin Gore me perdone por ensuciar su canción y hacer esta pseudo reflexión respecto a ella. Son las 5 de la madrugada, debería estar durmiendo.


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