lunes, 3 de agosto de 2015

Reflexión de media tarde.

Este miedo irrespetuoso aparece de nuevo. Estas ganas de arrancarme la piel, despojarme de la sangre que circula adentro mío, de entender que puedo ser feliz de nuevo. No quiero ser el último en darme cuenta de que las cosas podrían ser distintas. Quiero volver el tiempo atrás y poder sonreír sin tener que cuestionar cada uno de mis dientes. Necesito encontrar la forma en la que debería poder caminar sin miedo a caerme.

Un párrafo sin sentido, como el miedo que tengo.

No necesito más señales o signos que me adelanten la necesidad de poder besar sin temor, de querer amar sin temor, de poder ver sin temor, de entender que soy el único que tiene miedo. Soy esto que ves y nadie lo eligió, ni lo elegiría. El temor a ser el que te haga sufrir no se me va nunca de las manos, la única parte de mi cuerpo que no es peligrosa.

Ni más noches sin dormir ni más mañanas acumuladas detrás de una red de mentiras. Una cama cubierta de colchas para evitar que el frío llegue y me detenga el corazón. Un camino de hojas secas para seguir escuchando tus pasos cada vez que te acercás. Un sinfín de sonrisas que me susurren al oído que todo va a estar bien, que todo está bien. Un cuento en el que los dos estamos bien.

Ya se hizo tarde de nuevo. Llega agosto y, con él, una nueva caricia de muerte, un nuevo atardecer de simplezas algo lúgubres, un remolino de incertidumbres. "¿Estaré mejor que ayer? ¿Tendré, acaso, que dejar de quererte como deseo?", es lo que me pregunto. Más dudas aparecen en el centro de mis emociones y quiero tener la respuesta a cada una de ellas.

Yo entiendo que vos quieras, pero no quiero que quieras. Yo entiendo que me quieras, y quiero que me quieras, pero estas reglas que me impuse son de madera dura y añeja, y es difícil atravesarla.

Otro párrafo sin sentido es otra idea suelta, sin dueño, sin camino.

Quiero desearte como lo hago y quiero que sea recíproco. No hay nada más que yo desee en el universo que poder tocarte sin miedo. Las barreras físicas existen y funciona, pero, ¿qué pasa si nos olvidamos, si una noche no tengo ganas de compartir con vos una cama porque el miedo vuelve a florecer en el medio de mi pecho? Las mentiras nunca funcionaron y a vos te pude decir la verdad.

Esto va tomando forma. cada día estoy más convencido de que no estamos hechos para caminar solos y que la única forma de quererse a uno mismo es dando de vuelta el amor que recibimos.

Barreras, emociones, mentiras, sentimientos encontrados, flores secas de tanto viento, palabras que se avecinan airosas y consistentes; un montón de pies caminando juntos. Cuatro, solo eso. Cuatro es un número perfecto.

Mis miedos y tu sabiduría. Mi miedo y tu inteligencia. Mi razón y esta irracionalidad que me invita a envolverme en un ramo de rosas negras. Quiero desaparecer y conocerte de nuevo, en otro tiempo, con otras reglas, con los miedos normales, con los caminos parecidos.

No tendremos cosas en común, pero mi irracionalidad me invita a quererte y estoy más que dispuesto a entregarte todo lo que tengo. Quiero que seas mío y yo poder ser tuyo. El miedo, de nuevo. El instinto asesino de mis entrañas me invade, otra vez, me envuelve en telas transparentes que me dejan ver todo lo que ocurre, pero que me mantienen lejos de vos.

Te quiero querer y lo hago. Quiero que me quieras como lo venís haciendo, pero necesito que entiendas mi miedo a lastimarte.

Hace un tiempo me transformaron y me dieron una forma nueva, un cuerpo extraño, una simulación de bienestar, y una botella blanca con mi nombre escrita en un costado. "Aferrate a esto o vas a morir", me dijeron hace un año. Hoy sigo eligiendo ser fiel a mí mismo, pero eso me aleja de la unión de los dos.

Te quiero querer como lo hago. Quiero que me quieras como lo has hecho todo este tiempo, pero necesito que entiendas el miedo irracional y patético que tengo de poder lastimarte, así la posibilidad sea de una en millón.

Siempre tuve mala suerte. Mis viejos se decepcionaron, mis amigos me dijeron que no, y la biología me dio la negativa. No quiero agregar un fracaso más a este camino repleto de piedras.

Te quiero como lo hago y vos me querés como lo hacés. Lastimarte sería doloroso e imperdonable.

Solo te pido tiempo para que mi mente y mi cuerpo, mi alma y mi ser, entiendan que es solo una ilusión, que lasimarte sería imposible y que nunca vas a cargar con la misma mochila pesada con la que vengo caminando hace algo más de dos años.

Gracias por ayudarme a ser mejor persona, a perder los miedos, y a pensar con más claridad.

Quiero que me sigas queriendo y quiero seguir queriéndote.

No hay comentarios:

Publicar un comentario